La gestación subrogada es un acto de amor y generosidad que a menudo pasa desapercibido. Pero detrás de este extraordinario proceso hay mujeres que, con valentía y empatía, eligen ayudar a construir familias. ¿Cómo es realmente vivir esta experiencia? Hoy conocemos a Sofía, una madre subrogada en Buenos Aires, Argentina, quien nos abre las puertas de su vida cotidiana para compartir su historia llena de propósito, desafíos y emociones.
Sofía tiene 35 años, es madre de tres hijos y vive con su pareja, Marcos, quien es un pilar fundamental en su vida. «Es una persona increíble, tiene tanto amor para dar que no se puede poner en palabras», describe Marcos con admiración. Él trabaja como sereno y realiza trabajos ocasionales, mientras que Sofía, tras haber perdido su negocio debido a un incendio, se esfuerza día a día por reconstruir su hogar y su vida.
A pesar de los desafíos, Sofía encontró en la gestación subrogada una oportunidad para ayudar a otros y, al mismo tiempo, avanzar hacia sus propios sueños. “Conocí la subrogación a través de internet. Me llamó mucho la atención, investigué, hablé con mi médico y entendí que Dios me había dado el privilegio de poder gestar. Sentí que debía compartir ese don con quienes no pueden tener hijos”, relata.
Un Día Típico en la Vida de Sofía
Le preguntamos a Sofía cómo transcurre un día en su vida mientras atraviesa esta experiencia única.
La rutina matutina:
«Para muchas madres subrogadas, el día comienza como el de cualquier otra persona: despertándome temprano, preparando el desayuno para mis hijos y organizándome para cumplir con mis responsabilidades», nos cuenta.
Sin embargo, hay momentos que hacen que su día sea especial. “Cuando siento las pataditas del bebé al despertar, recuerdo que estoy haciendo algo increíble por otra familia. Es una conexión inexplicable. Siempre trato de compartir estos momentos con los papás del bebé.”
Las citas médicas y el apoyo familiar:
Sofía destaca la importancia del trabajo en equipo. “Cuento mucho con el apoyo de la agencia, los médicos y, sobre todo, de los padres del bebé. Mientras yo me realizo los controles médicos, mi esposo se encarga de cuidar a nuestros hijos y mantener su rutina.”
Además, estos controles son más que citas médicas: “Son momentos para conectarme con los padres intencionales. Durante las ecografías, hacemos videollamadas y compartimos la emoción de escuchar los latidos del bebé. Es algo que nos une profundamente.”
La vida cotidiana:
“Estoy teniendo un embarazo hermoso, lo que me permite llevar una vida bastante normal: llevo a mis hijos al colegio, comparto tiempo con ellos y sigo trabajando en mi emprendimiento. Por supuesto, siempre tengo mucho cuidado para evitar cualquier riesgo para el bebé.”
Con una sonrisa, agrega: “Este bebé es un ángel, muy tranquilo, y le encanta escuchar música. A veces pongo canciones y siento cómo se mueve al ritmo. Es mágico.”
El Impacto Emocional del Proceso
Sofía admite que esta experiencia no ha estado exenta de desafíos emocionales. “Tuve que explicarles a mis hijos y a mis padres, que al principio no entendían mucho. Pero siempre estuve segura de lo que estaba haciendo.”
Cuando le preguntamos cómo se siente al ser parte de este proceso, sus palabras son conmovedoras: “Esto te cambia la vida. ¿Vos te imaginás lo que es crear vida y, encima, ver a una pareja cumplir su sueño? Es difícil ponerlo en palabras. Es emocionante, pero también puede ser abrumador. Hay días en los que estoy agotada o con cambios de humor, pero todo vale la pena.”
Sofía también encontró apoyo en otras madres subrogadas: “A través de Facebook me contacté con un grupo de mujeres que están viviendo lo mismo. Compartir nuestras experiencias me hace sentir acompañada.”
La Relación con los Padres Intencionales
“Tenemos una relación hermosa. Siempre están pendientes no solo de mí y del bebé, sino también de mis hijos y mi familia. En una visita, hasta les regalaron una PlayStation, ¡imaginate la felicidad de mis chicos!”, cuenta Sofía con una sonrisa.
Y añade: “Ver cómo se iluminan sus rostros cuando les hablo del bebé hace que todo valga la pena. Es una conexión que nunca voy a olvidar.”
Reflexiones Finales
Antes de despedirnos, le pedimos a Sofía que compartiera un mensaje para quienes tienen curiosidad sobre este camino:
“Un día en la vida de una madre subrogada está lleno de propósito, amor y compromiso. Aunque desde afuera muchos juzgan o critican, cada momento está impregnado de empatía y sueños compartidos. Estoy agradecida por esta experiencia que me ha cambiado la vida.”
Sofía, cursando la semana 30 de embarazo, nos deja con una mirada llena de esperanza y emoción, mientras sigue construyendo sueños, no solo para su familia, sino también para la de quienes pronto se convertirán en padres.